SOBRE “40 AÑOS DE PAZ”
¿Cómo influye la Historia reciente de un país en nuestras historias con minúscula? ¿Cómo seguir contando historias a estas alturas? ¿Tiene sentido seguir narrando, seguir narrándonos? ¿Qué ficciones tiene sentido seguir representando, y dónde, y de qué manera? Estas preguntas están en el origen de 40 AÑOS DE PAZ. Estamos en el jardín de un casón solariego venido a menos, en plena meseta castellana. Un jardín descuidado, cubierto de maleza. En él, los miembros de una familia toman el sol, se adormecen. En mitad del jardín hay una enorme piscina, abandonada, vacía. En ella: sillas volcadas, ramas, un triciclo oxidado. Poco a poco, bajo el calor seco de la tarde, uno de los personajes toma la voz: comienza a contar la historia de otro de los personajes.
Nos habla de esta casa, del pasado. La historia se pone en pie. Después se cuenta otra, y otra más. Las distintas ficcione/historias se representan en la piscina. La piscina es un hueco, un agujero negro, un escenario dentro del escenario. Después de cada una volvemos al jardín, a soñar nuevas historias.
40 AÑOS DE PAZ pretende ser tres obras en una: tres obras que recorren cuarenta años de la vida de nuestro país, a través de una familia. Los personajes: la madre y los tres hijos. El gran ausente es el padre, un General franquista que murió ahogado en la piscina. Asistimos a las historias de los hijos del General. Tres historias: La herencia recibida, La tercera vía, El regreso del General. Cuatro protagonistas. Cuatro narradores. La obra pretende, con solo cuatro actores, representar infinidad de espacios y personajes. Contando con la imaginación del espectador y, sobre todo, con la palabra. Los personajes son protagonistas de su propia historia, al tiempo que son secundarios o narradores en otras, formando una rueda en la que unos se van pasando el testigo a otros. “Narramos mientras somos narrados”, según la frase de Borges.
Los “40 años de paz” del título son, por un lado, los cuarenta años que han pasado desde la muerte de Franco. Y,por otro, representan cosas distintas para cada uno de los personajes. La Historia con mayúsculas se entreteje con las historias individuales. Imposible separar la una de otras.
“El individuo sano es aquel capaz de contar su propia historia”, escribe el neurólogo Oliver Sacks. Pertenezco a una generación, en torno a los cuarenta, que nació con la democracia. Los años que llevamos de vida son, más o menos, los años que lleva la democracia con nosotros. Aún no nos hemos contado la historia de la Transición. ¿Hemos digerido el pasado? ¿Somos conscientes del lugar de donde venimos? ¿El pasado sigue entre nosotros, enterrado? ¿Hemos contado la historia de este pasado? Necesitamos el pasado para entender el presente. El pasado cuenta el presente, nos cuenta.
Pablo Remón.
Duración aproximada: 100 minutos
De lunes a jueves de 10:00-14:00 y de 17:00-20:00.
Viernes de 10:00-14:00.
Vísperas de festivo de 10:00-14:00.
Sábados, domingos y festivos cerrado excepto días de espectáculo en cuyo caso se abrirá como mínimo 2 horas antes del comienzo del mismo.